Miles de migrantes hacen malabares cada mes para enviar guita a su país de origen y ayudar a quienes la necesitan para bancar la parada. Pero las remesas no se reducen solo a un plano económico; está en juego algo más, un extra espiritual, un modo de sostener lazos. Cinco personas de diferentes países narran sus modos de organización y las intrincadas peripecias financieras que despliegan para hacer llegar un dinero indispensable.