las marcas eternas

Al compás de futbolistas, músicos y mediáticos, la piel se convirtió en un espacio público en el que se perpetúan hijos, padres, clubes, bandas, íconos, mascotas. Tatuarse es un intento desesperado por fijar algo mientras todo fluye y se vaporiza. Radiografía de una industria que graba los cuerpos mudos hasta hacerlos hablar.